martes, 3 de agosto de 2010

En las madrugadas taciturnas,

Con los ojos adormitados y pesados, desperté y creí verlo a un costado mío, su cabeza blanca y apagada; estaba realmente costurado, de orejas a mentón como si fuera un muñeco, y es que siempre veo su cuerpo profano en las madrugadas alado de mi cama, me raspa la curiosidad al saber quién es! Y cuando le toco las mejillas se desvanece , que el tapiz de esas paredes hacen de la noche un poco desabrida , porque he visto todo tipo de sorpresas , no nadamas a mi ángel caído , si no a la cámara que sale desde la esquina de pared húmeda , se estira, se estira y acerca su lente hacia ami, me observa descansar , me observa temblar , cree que me observa descansar porque me hago la dormida, por un intimidante miedo a interrogarle su dicho acoso , pero estas noches de agosto nada tiene sentido , que se permite que me tome de imagen para otras jerarquías del sueño ,